sábado, 27 de julio de 2019

"FLYING" MARATÓN DE LAS TUCAS GTAP

Maratón de la Tucas, una carrera que tenía pendiente desde hacía un par de años. Después de haber corrido dos veces la Vuelta al Aneto, tocaba correr ésta ¿no? En fin, que por una cosa o por otra, de nuevo me vi metido en otra aventura. Esta vez tocaba darle zapatilla por Benasque. He de confesar que no tenía muy claro a qué me iba a enfrentar; solo sabía que quería disfrutar de esos 42 km y que mi meta era llegar sonriendo, como siempre, perooooooo... después de 6 h y 17 min, resultó que llegué a meta en una posición BESTIAL, ni más ni menos que el 42 de la general. ¡Y mira que éramos 1.100 los corredores inscritos!, jejejejejeje... ¡¡AH!!!! y eso sí, tal como me había propuesto, llegué sonriendo y con fuerzas para dar un salto tremendo.

Pero vamos por orden...
Lo primero era asegurarme de que no me iba a faltar de nada. Cumplí con lo obligatorio e incorporé alguna cosilla más que según mi experiencia podría necesitar. Al fin y al cabo, iban a ser 42 km con 2.500 D+, que como se suele decir (o se solía decir), no es moco de pavo.

Así que todo preparado, recorrido en la cabeza y ganas de empezar a correr por el Valle de Benasque.

Dorsal en mano, material obligatorio revisado y a descansar para correr y correr jejejejejeje...Ya no había vuelta atrás...

8:00 am. Llegamos a Benasque. Hacía un día perfecto. Despejado y buena temperatura.

9:00 am. Pistoletazo de salida y al lío. Vamos a por la Maratón de las Tucas.

Desde Benasque hasta el refugio de Estós, pude correr en todo momento. Era un terreno bastante rápido. Pero desde ahí nos dirigimos hacia el Collado de la Plana a 2.708 m; el ritmo baja un poco. La pedrera me impedía correr.

Espectacular cada tramo del collado, y precioso el ibón de Batisielles que dejamos atrás antes de subir a saco. Una vez llegados al Refugio de Ángel Orús, descendimos por el valle de Eriste, ante la imponente cascada de la Espigantosa, para volver a Benasque pasando por las localidades de Eriste, Anciles y Cerler. Circuito espectacular.

Nada que añadir. Creo la imagen lo dice todo.

Otra medallita para la saca y otra carrerita que tacho.

Y cuando me preguntó el "speaker" que a quién dedicaba la carrera, estaba claro que iba a decir que a mi mamá y a mi Espi. Eso dije señalándola (aunque algunos digan que está feo) y orgulloso de ella porque siempre está en Meta esperando mi llegada con una sonrisa. Ella es la fuerza en todo momento para seguir haciendo las cosas que hago. Qué afortunado me siento de tenerla en mi vida.

MAMÁ, estés donde estés siempre juntos... Siempre te llevo dentro de mi corazón. Seguiré corriendo cada día hasta lo más alto para seguir sintiéndote muy cerca de mí.

viernes, 5 de julio de 2019

GR 11 ARAGONES EN 8 DIAS, A LO #HELSERUN

Un día de estos en los que Pils y yo estábamos corriendo por el monte, (para variar), Pils, con cara de pícara me dice:

     - Te tengo que proponer una cosa.
     - Ya sé lo que me vas a proponer.
     - ¿Qué?
     - Hacernos el Gr 11 Aragonés a todo trapo en una semana o menos ¿verdad? 
     - Exacto. 
     - ¡Claaaaaaaaaro Pils! Contigo terminarlo es una apuesta segura.

Ni cortos ni perezosos, nos pusimos a organizar todo. El reto era meter todo el material necesario y comida para esos días sin que tuviésemos que llevar una mochila con ruedas. Había que conseguir el equilibrio entre llevar lo necesario y no morir en el intento.
Queríamos atravesar el Pirineo Central de punta a punta enlazando refugios en 8 etapas (lo estipulado son 14 etapas). Salían 250 kilómetros con unos 15.000 m D+ desde el límite con Cataluña, hasta Zuriza en Navarra. Nada, que ya estábamos de nuevo liados por este sano vicio que tenemos; pero esta vez estaba más justificado, porque íbamos a cumplir un sueño que Pils tenia rondando por su cabeza desde hace ya unos cuantos años.


Y llegó el día 0. Todo preparado y listo para empezar esta genial idea de Pils. Lo que hay que hacer por los amigos...jeje.


Primera etapa para empezar desde Puente de L´Espitalet a Cap de Llauset.

15:00 h. Dar las gracias a Paco por el pedazo favorazo de llevarnos hasta el inicio de la ruta. No tengo palabras de agradecimiento Paco. Solo se me ocurre una: GRACIAS. Y Pils y yo, con caras y piernas frescas empezamos la aventura GR11.

Como si nada íbamos pasando por los Ibones de Angliós y el barranco de Salenques.

Nos vimos obligados, eso sí, a cruzar varios ríos (los primeros de muchos) mientras nos dirigíamos al collado de Estanyets para después bajar hacia el refugio de Cap de Llauset. Esa era nuestra meta.

¡Primera etapa bien maja nos ha salido para ser el primer día! ¡Esto va a ser coser y cantar! Pero como algo de experiencia tenemos, sabíamos que había que retirarse pronto. Tocaba cenar y descansar para seguir al día siguiente con fuerzas, que aún quedaba mucha aventura por delante.

Segunda etapa. Se acabó el "ir de paseo". Nos ponemos serios para empezar con las tiradas largas.

Después de pasarnos toda la noche controlando nuestros instintos asesinos para no acabar prematuramente con la vida de la persona que no nos dejó pegar ojo con sus ronquidos, por fin amaneció. Afortunadamente nos esperaba un excelente desayuno en el refugio. Cargamos pilas y nos pusimos en marcha subiendo para ir calentando, el collado de Vallibierna. Desde ahí descenderíamos a los ibones del mismo nombre.

El calor apretaba y siempre aprovechábamos cada manantial para hidratarnos bien. Fue genial cuando pasamos por la cabaña del Turmo. Los fans de Celtas Cortos entenderán por qué.

Ya doblando etapa, hacemos una parada en el Refugio de Estós para comer algo rápido e hidratarnos.

Dejado Estós, nos dirigimos al collado para pasar de valle. Aquí, la nieve nos ralentiza un poco.


Como ya contábamos con este imprevisto, crampones y al lío. Ningún problema hasta el collado.

Ya solo falta bajar hasta el Refugio de Viadós por un camino interminableeeeeeeee...

Y después de unas 11:00 horas sin parar, cumplimos nuestro objetivo. Tocaba celebrarlo con unas cervezas. Creo que bien merecidas ¿no?

Tocaba afrontar la etapa con más pista del GR11. El calor ya se notaba a las 5:00 am. Sospechábamos que iba a ser un día duro, sobre todo psicológicamente hablando.

Como sabíamos que iba a ser una etapa muy larga, Pils tiene la muy buena idea de empezar la ruta al amanecer. Las 5:30 am nos pareció una buena hora para empezar a andar.

Vamos a muy buen ritmo para llegar a Parzán lo antes posible. Queríamos evitar en lo posible la ola de calor que se había asentado en España esos días.

Una vez pasado Parzán, como ya sabíamos, teníamos que tomar otra pista que nos llevaría hasta el collado de Petramula.

La subida, bien agradable; eso sí, bajo un sol abrasador. Por mucho que nos empeñáramos, no nos quedaba otro remedio que estar bajo él...

Espectaculares las vistas desde el collado. Ya solo queda bajar desde los Llanos de Larri al Refugio de Pineta. Parecía atisbarse el final de la etapa, pero aún no podíamos cantar victoria.

Puf. Por fin. Después de unas 12 horas de marcha, otra jornada cumplida según lo planeado. Ahora había que pensar en el día siguiente. Iban a ser pocos kilómetros pero bastante desnivel. Como veis, había etapas para todos los gustos. Y aún quedaban unas cuantas.

Hoy, para Pils y para mí, es etapa de "descanso". 14 km y pico, aunque eso sí, con un desnivel mayor de lo habitual para un solo día... No pasa nada.

Disfrutamos de un desayuno de lujo y empezamos la subida al Cañón de Añisclo, que dicho sea de paso, era brutal, (unos 1.200 metros de desnivel y 45º de inclinación). No digo más. Quizá habíamos subestimado un poco este ascenso mientras hablábamos de él despreocupadamente durante el magnífico desayuno.

Ya en el collado, un descanso de 10 min bien merecido. Madre de Dios, qué pedazo de subida.

Desde allí podíamos ver la Faja de las Olas y el descenso de casi 800 D- a Fuenblanca. Nosotros decidimos bajar por el GR11 original y dejar la variante de la faja de las Olas, porque algo de nieve quedaba.

Ya desde el cruce para empezar a subir de nuevo hacia el Refugio de Góriz, disfrutamos de unas vistas privilegiadas.

La subida se hizo larga hasta el collado, pero lo que nos rodeaba merecía muchísimo la pena. Éramos dos motas bajo los paredones del Monte Perdido y la Soum de Ramond. Alucinante.

Y de nuevo, etapa concluida con éxito, aunque no estaba siendo tan coser y cantar...pero la verdad es que sudando la camiseta es como disfrutamos. La camiseta...y los calcetines...que ya empezaban a pedir lavadora.
El caso es que ya estábamos en el mítico Refugio de Góriz, donde nos espera Luis, unos de los guardas y gran amigo. Descansamos como marqueses y comemos y cenamos como reyes. Es lo que tiene ser de alta alcurnia...jeje. Gracias Luis por todo, siempre es un lujo pasar por Góriz, donde el trato es lo mejor.

Amanecía un nuevo día y, como suele decirse, había que atarse los machos. Quedaba por delante la etapa más larga según nuestra planificación. Menos mal que Pilar y yo somos duros de pelar.

5:00 am. Con nocturnidad y alevosía (aunque con frontales, claro), emprendimos el camino de bajada a la pradera. Había que aprovechar las horas sin sol, que ya empezaba a ser un compañero non grato.

Agua a raudales en todo el recorrido. Corrimos un poco para llegar cuanto antes al Refugio de Bujaruelo.

 La senda era preciosa y gracias a Dios, por fin la naturaleza nos ofrecía un poco de cobijo en la sombra.

Y comiéndolo y bebiéndolo (decir "sin comerlo ni beberlo" sería una chulería por nuestra parte, y además sería mentira porque comimos y bebimos todo lo que pudimos), llegamos a la mitad del camino: Refugio de Bujaruelo. Allí aprovechamos, como ya empezaba a ser una costumbre, para hacer un descanso metiendo las piernas en el agua. También, como os decía, comimos algo, que aún nos quedaba camino hasta Baños de Panticosa.

Desde el Bujaruelo, el sol castiga y cualquier río es una excusa seguir remojándonos. Mis calcetines ya no sabían qué pensar...

Pasamos por los ibones de Batanes y unos cuantos más. La etapa se estaba haciendo bastante larga y no veíamos el final.

Ni rastro de la sombra que en tiempos más felices había supuesto un gran alivio. Solo deseábamos llegar a Baños, pero sabíamos que aún quedaba por delante una bajada de más de 800 metros de desnivel para llegar.

Un paso tras otro y...¡conseguido! Puf, etapa de 13 horas largas. Hoy sí nos merecemos un buen descanso.

La jornada que nos esperaba en nuestra sexta etapa también iba a ser exigente. Tocaba pasar el collado de Tebarray, el tramo más complicado del Gr11 Aragonés, con el plus de que nos habían dicho que había bastante nieve.

Desayunamos tranquilos en el Refugio de Piedra y nos enfrentamos a la fuerte subida hasta el Refugio de Bachimaña. Fuerzas y ganas no nos faltaban a pesar de los días que llevábamos a la espalda.

Ya en el Refugio de Bachimaña, nos hidratamos bien porque no sabíamos si encontraríamos mucha agua hasta Respomuso.

Espectacular el Valle de Tena, con sus Ibones Azules seguramente bien conocidos por todos.

Espectacular el Ibón de Tebarray, desde nuestro criterio, el más bonito del GR11 Aragonés. Y después de un descanso, no queda otra que enfrentarnos al Collado de Tebarray.

El paso de la sirga estaba bantante complicado, lo que nos ralentizó bastante la marcha, pero la pasamos perfectamente. La bajada hacia Respomuso, petada de nieve. Una auténtica locura para ser casi Julio.

Y por fin, como una hermosa aparición, el Refugio de Respomuso. Creo que es de los más bonitos del recorrido. Solo queda bajar a Sallent de Gállego. ¡Un esfuerzo más!

La bajada, como no podía ser de otra manera, una solanera. Deseando llegar a Sallent.

Y de nuevo lo conseguimos. Aquí, Eva y Espi nos recogieron para dormir en casa de Eva. ¡Ella sí que es valiente!.. acogernos en su casa a pesar del "perfume" de nuestros atuendos, que ya empezaban a ser un problema para la salud pública...¡qué pestuzo! jaja.
Después de una noche alojados al calor de un hogar y no de un refugio, ya teníamos ganas de terminar. Además las tiradas eran muy largas y el cansancio se iba notando, aunque he de decir, que las piernas las llevábamos como nuevas. Increíble pero cierto.

Penúltima etapa jugando en casa. Esta es zona nos es bien conocida.

5:00 am. Eva y Espi nos acercan a Formigal desde donde empezamos.

Sin mucho esfuerzo, llegamos a los ibones de Anayet viendo amanecer por el camino. Mira que los tenemos vistos, pero cada día están más bonitos.

Una vez dejado atrás Canal Roya, empezamos la subida desde Candachú hacia la Tuca Blanca.

Decidimos subir por la directa en vez de por la pista. Es más corto pero con muchísima más pendiente. Eso nos mola jejejejeje... Parece que estar llegando al final nos hace olvidar las subidas que hemos hecho ya.

El calor de nuevo haciendo su trabajo, pero seguimos. Después de pasar unos cuantos neveros, ya solo nos queda la subida al collado pasando por la famosa Oreja jejejejejeje... Desde ahí todo sería bajada hasta el Collado del Bozo, pero aún teníamos que subir.

Hecho. Pues como decía, tocaba descender hacia el collado del Bozo. Ya era cuestión de paciencia.

Hecho también. Desde allí ya divisamos el Refugio de Lizara, donde nos esperaba Jorge para cuidarnos y mimarnos. ¡Qué suerte! Jejejejeje.

Y de nuevo, etapa cumpliendo objetivos. Y ya iban unos cuantos... Por fin hora de descansar, aunque con un ojo abierto porque ya andábamos algo nerviosos; estábamos a una etapa del final. La definitiva.

¡A por ella!

Madrugón y frontal en la cabeza. Empezamos la subida hacia la Plana de Mestresa.

Espectacular en ibón de Estanés. La luz nos hace ver la otra cara del ibón y disfrutamos de los reflejos en el agua.

Momento de bajar Aguas Tuertas, una interminable pradera llena de ganado pero sin agua.

Pasada la Mina, solo nos queda un collado desde donde vemos la última señal que indica Zuriza a 7 km. Esto está mas que chupado. Lo que decía al principio...coser y cantar.

Y ¡FIIIIIIINNNNN!!!!!! Llegamos a Zuriza, donde venían a recoger nuestros restos Fernando y Espi para llevarnos de vuelta a casa...

¿Qué puedo decir de este reto del GR11 Aragonés junto a Pilar Crespo? Creo que la foto resume todo. Solo buenos recuerdos a pesar de los días de muuuuucho calor, de la nieve y de los ríos que vadear. Estupendas cenas y desayunos. Vistas que se quedan en la retina para toda la vida... Un resultado de 253 km y 14.750 D+ en tan solo 8 días. Todo perfecto en todo momento.
Decir de Pilar, que es la compañera de fatigas perfecta; fuerte, dura y con una cabeza envidiable. En ningún momento dudó de lo que estabamos haciendo. Siempre al 100 %. De verdad, que pienso que hay poca gente con tanta fuerza y valentía para hacer lo que hemos hecho. Solo puedo decir, que a su lado, me embarco donde diga y cuando diga, porque sé que es una apuesta segura.
Espero Pils, que hayas disfrutado cumpliendo este sueño que tenías pendiente y también espero haber contribuido a que se te hiciera todo más fácil, aunque sinceramente, creo que tú eres la que lo ha hecho posible.

GRACIAS 1.000: A mi Espi, que estuvo en todo momento pendiente de nosotros, y que es mi motor para seguir cumpliendo todos mis retos; al Gran Paco, por llevarnos al inicio de la ruta; a Luis, Jorge, Igor y Xaro, por cuidarnos en sus respectivos refugios; a Eva, por recogernos y dejarnos dormir en su casa como reyes... y espero no se me olvide nadie más...

MAMÁ, estés donde estés siempre juntos... Siempre te llevo dentro de mi corazón. Seguiré corriendo cada día hasta lo más alto para seguir sintiéndote muy cerca de mí.