viernes, 3 de enero de 2020

POR XIXÓN HASTA 2020 Y ALGO MÁS

Y como ya es tradición en nuestra vida, otro año que nos vamos de jujana a pasar la Nochevieja por ahí. Esta vez, tocaba Asturias, concretamente Gijón, donde sabíamos que la fiesta estaba asegurada y la comida más aún.

Después de un viaje de yo que sé cuántas horas entre coche y tren, llegamos a Gijón con la suerte de encontrar un sol espléndido y una temperatura agradabilísima, aunque por otra parte rara en esta época del año. La cosa empieza bien.

Paseo obligado por cada rincón del casco antiguo para disfrutar de un día espectacular.

Pequeña prospección de la Plaza Mayor. Allí, frente al Ayuntamiento, es donde íbamos a tomar las uvas que una vez más marcarían el fin de un año y el comienzo del siguiente. 

Cada esquina de esta ciudad, en la que viví unos cuantos años de mi adolescencia, me parece cada vez más bonita, y he de añadir que el paseo por la playa es lo más de lo más. Hasta daban ganas de bañarse, cosa que no hicimos, claro está. Con observar a unos pocos valientes que pensaron que esa sería una buena idea, nos bastó.

Por la noche todo se cubrió de luces. Ya era hora de ir en busca de una sidrería para degustar el zumo de manzana típico de Asturias. Que no falte nunca.

Aquí, la imagen vale más que mil palabras.

Soñábamos con las setas al cabrales y algo más de picar. Porque si algo hemos aprendido, es que la sidra hay que acompañarla con algo sólido, que si no luego pasa lo que pasa y no te acuerdas de nada, incluyendo dónde está tu hotel.

Día 31. San Silvestre de Gijón, ejem, ¿pensábais que no la íbamos a correr? jajajajaja... Estaba claro que sí, y esta vez Espi también se animó. Nuestro Gran amigo Pabote, al que vemos de ciento en viento pero que es como si nos viésemos todos los días, tampoco quiso faltar en esta carrera. Iba a ser un lujo correr juntos. Teníamos ganas de que llegase la hora. Ya se sabe que lo bueno se hace esperar...

Con la excusa de tener que planificar la carrerita, después de la recogida de dorsales quedamos con el GRAN Pabote y su guapíiiiiisimaaaaaa hija.Y ya de paso tomamos un refrigerio, que siempre cae bien. ¡Qué bueno es tener amigos tan buenos por el mundo! Y además Pabote es de los amigos con solera. Después de tantos años sigue aguantándome. ¡Gracias!

Toooooodooooo preparado. Zapatillas puestas y dorsales en pecho. Listos para disfrutar los tres juntos de una carrerita de 6 kms por Gijón. Espi con los nervios a flor de piel y Pabote dispuesto a darlo todo a pesar de su hernia. ¡Qué tío! jejejejeje...

Pistoletazo de salida y a correr. Qué buenos momentos en cada kilómetro pasamos. Cómo se disfruta de estar con la gente a la que quieres y más, en mi caso, si es corriendo junto a ellos.

Y llegamos a Meta como tres campeones, sobre todo mi Espi que lo dio todo y hasta quería esprintar unos metros antes de llegar, pero era tal el ambiente que había que no le dejaron paso y no pudo.
Gracias mil Pabote por una carrerita juntos y por seguir estando en nuestras vidas. Se te quiere mucho amigo.

Y después de una duchita, tocaba ir a pasar de año como Dios manda. Cogimos nuestros botecitos de uvas y nos dirigimos (después de encontrar milagrosamente un restaurante para cenar), a donde estaba el meollo. Todo listo para las campanadas. Un poquito de baile por aquí y por allá para amenizar la espera ¡con un DJ! Qué bien se lo montan en Gijón. :)

Esto ya está a punto de acabar... A 5 min de las campanadaaaaaas... petardos, música, bullicio, bailes por todos los lados. ¡Vamooooooooooooooos!... Tolón, Tolón, Tolón, Tolón, Tolón, Tolón, Tolón, Tolón, Tolón, Tolón, Tolón, Tolón...

 ¡¡Feliz 2020 a todos!! ¡¡Que tengamos un año llenos de buenas experiencias y salud!!