De nuevo dando tumbos por la península, de nuevo haciendo kms, pero esta vez aparte de estrenando coche, haciendo de Potes un punto de encuentro: por un lado la familia Pabote, junto a Susana e Irene y por otro mi padre, que se acercó desde Asturias para tomar algo y hacer una barbacoa por la noche. Así que, como es tradición, ni cortos ni perezosos, maletas, coche y a disfrutar de unos días por Cantabria.
Potes, coche nuevo y Espi. ¿Qué más se puede pedir?
Lo primero de todo, montar la casita junto a la familia Pabote y prepararnos para tomar algo.
Y dicho y hecho, aquí estamos los 5 arreglando el mundo. Compañía inmejorable, buena comida y unas cervezas.
Después de descansar en el chalet de lujo que nos montamos en el camping, mi paseíco mañanaero mientras todos dormían... ¡qué paz!
Y más tarde, Pabote, Espi y yo, decidimos dar un paseíco juntos por las montañas de alrededor. Verde que te quiero verde.
Ya sobre mediodía, nos dirigimos a Potes, un municipio de España perteneciente a la comunidad
autónoma de Cantabria. Está situado en el centro de la comarca de
Liébana de la cual es capital.
El pueblo es precioso, lleno de casitas de piedra muy cuidadas y buenas vistas por cada esquina.
Aprovechamos de nuevo para tomar algo y seguir arreglando el mundo, en este caso junto a la hermana de Susana y su familia. Siempre rodeados de buenos momentos.
Seguimos paseando, cada esquina, cada rincón, cada piedra... todo es digno de unas cuantas fotos. Lo más bonito siempre está escondido del "turista de a pie"
Y llegó el momento más esperado del día: mi padre justo a tiempo para tomar algo y disfrutar de él durante todo el sábado. ¡Qué grande! Se hizo 170 km desde Pola de Laviana para pasar unos momentos junto a nosotros. Ya sabéis de dónde me viene eso de no parar.
Después de la merienda, llega el momento barbacoa. Preparamos la brasas, la carne y Espi se encarga de vaciar la bota de vino... acto seguido, se puso a cantar el Asturias patria querida. jajajajajaja...
Qué día más bueno pasamos junto a Pabote y familia y sobre todo con la aparición estelar de mi padre, que también disfrutó como uno más de nosotros y se encargó de las morcillas y de tostar pan de Aranda. Es un maestro de la brasa.
Y toca ir a dormir, que mañana hay que volver a casita y nos esperan 500 km más o menos.
GRACIAS: Pabote, Susana, Irene, Diego, Cris e hijos por regalarnos un finde de 10 junto a vosotros. Hemos disfrutado de olvidarnos del mundo, de una compañía y unas risas inolvidables. Se os quiere mucho y lo sabéis.
GRACIAS: Papá, por hacerte 170 km de ida y otros 170 km de vuelta por una carretera endemoniada para pasar una tarde-noche a nuestro lado. Te quiero mucho, nunca lo olvides.
REPETIREMOS, PROMETIDO.
2 comentarios:
Oleeeeeeeeeeee yo quiero repetir que este año he fallado,buena compañia buen vinacho y oleeee un besaco a todos
Si, faltabas tu amigo, pero prometemos repetir.
Publicar un comentario