Que
difícil es vivir en un mundo tan normal, donde todo está mal y muy pocas cosas
están bien. Es difícil crecer y vivir con una misma rutina durante mucho
tiempo. Los rostros que siguen siendo los mismos, aunque los olores van cambiando a
medida que voy creciendo.
Los amigos se marchan y al final sólo quedan unos pocos, gente que realmente vale la pena empiezan a ser importantes en mi mundo. Las esencias y cada momento que fueron parte de mi vida. Mis estupideces y las veces que hice llorar a gente que realmente me quería pero que no merecía la pena.

Los amigos se marchan y al final sólo quedan unos pocos, gente que realmente vale la pena empiezan a ser importantes en mi mundo. Las esencias y cada momento que fueron parte de mi vida. Mis estupideces y las veces que hice llorar a gente que realmente me quería pero que no merecía la pena.

Los sueños y las noches en
las que pensé en pura diversión, olvidándome de esas pequeñas cosas que son
importantes. Aprendí a ser creativo, a escribir, a volar, a ver el lado bueno de la
vida y me hice adicto a eso que llaman soñar.
Muchas veces fui un
irresponsable de pelo largo, y otras tantas sólo fui un loco.
Los momentos y los recuerdos que nunca cambiaré y que son tan importantes para mí. A mi mamá, a mi Espi, los primeros nervios y esa mirada sincera que aún veo entre sueños al nacer. Las ilusiones y las horas que siempre pasaron por mi lugar y el destino que me guarda una última jugada, lo tengo claro.
El dolor que también es parte del ser humano nos hace sentir vivos. Creo que he sido un buen hijo aunque estoy muy lejos de ser una persona perfecta. Así soy yo, tengo cientos de defectos. No soy más que una vida, que respira y que disfruta cada instante y cada momento, como si fuera el último.

Los momentos y los recuerdos que nunca cambiaré y que son tan importantes para mí. A mi mamá, a mi Espi, los primeros nervios y esa mirada sincera que aún veo entre sueños al nacer. Las ilusiones y las horas que siempre pasaron por mi lugar y el destino que me guarda una última jugada, lo tengo claro.
El dolor que también es parte del ser humano nos hace sentir vivos. Creo que he sido un buen hijo aunque estoy muy lejos de ser una persona perfecta. Así soy yo, tengo cientos de defectos. No soy más que una vida, que respira y que disfruta cada instante y cada momento, como si fuera el último.
Gracias por dejarme
conocerte como eres y gracias por esos momentos tan buenos que me regalaste. Tú
sigues estando bien latente en mí, te quiero mucho mi princesa de siempre y de
mis locuras, mi mamá de la mirada sincera… SIEMPRE JUNTOS.
La vida es un juego en el que nadie gana, por eso no dejes nunca de ser tú y de vivirla CARPE DIEM.
La vida es un juego en el que nadie gana, por eso no dejes nunca de ser tú y de vivirla CARPE DIEM.